21.6.11

Al fin y al cabo;

Ya nada es igual. Y más vale que nada sea igual: las visiones que uno va teniendo diariamente tienen que generar cambios estructurales en la forma de conceder la realidad, la existencia. Aquella persona que tenga un miedo iracundo, capaz de transmitírselo a otro, al cambio o a la experimentación no es más que un súbdito, un mediocre conservador (al fin y al cabo, ¿qué conservador no es mediocre?)
La percepción (que uno cree consistente y sin pretensiones de movimiento alguno) se va alterando, ya que la experimentación de otras realidades genera un conocimiento más real y sólido sobre lo que llamamos “realidad” o “sobriedad”. Sólo conociendo otras realidades, otras puertas, uno puede llegar vislumbrar algunas, sólo algunas, respuestas sobre la existencia. Y las plantas son algunas de esas respuestas.

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